Este
mensaje se autodestruirá
Las nuevas “app” de mensajería móvil de moda hacen
desaparecer las conversaciones en pocos segundos para proteger la privacidad.
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ANTONIO VILLARREAL
MADRID.
Seguramente, la reciente compra de “Whatsapp” por Facebook nunca habría tenido
lugar si, hace unas semanas Evan Spilgel, el GEO de “Snapchat” – una aplicación
de mensajería móvil muy de moda entre los adolescentes de Estados Unidos-,
hubiese aceptado la oferta de 3.000 millones de dólares que hizo Mark
Zuckerberg por ella en noviembre.
Como el
propio “Whatsapp” y “Facebook Messenger”, “Snapchat” es una aplicación de
mensajería, orientada principalmente al público juvenil. Sin embargo, esta
compañía, creada en una clase de la Universidad de Stamford (junto a Silicon
Valley), ha pasado de no declarar beneficio alguno en octubre de 2012 a tener
130 millones de usuarios y estra valorada en casi 900 millones de dólares. Lo
que la diferencia de sus competidoras es, principalmente, la privacidad.
Locos por las fotos
Las fotos que se comparten en 'Snapchat' desaparecen entre 1
y 10 segundos después –el tiempo lo marca el usuario que las envía- tanto del
teléfono receptor como de los servidores de la compañía estadounidense.
Spiegel, un emprendedor de 23 años, confirmaba hace pocos meses que los
usuarios de la aplicación envían << unos 150 millones de fotos cada día>>.
Es decir, unas tres veces, más trafico que Instagram, por la que Facebook pagó
1.000 millones de dólares a mediados de 2012. Y, sin embargo, todas esas fotos
–o ‘snaps’, como las denominan ellos- ya no existen, a menos que alguien
hiciera una captura en el momento de la recepccion.
Para
Spiegel, 'Snapchat' << tiene más que ver con chatear y enviarse mensajes
que con ponerte a ti mismo en la pantalla>>.
Borrar las huellas
La filosofía parece totalmente opuesta a la de Instagram o
Facebook, que son, en el fondo, escaparates de uno mismo. Pero esta apuesta por
la comunicación afimera, por borrar las huellas que el usuario va dejando
'online', parece ser, en estos momentos, la tendencia a seguir.
'Telegram', una nueva aplicación
de mensajería lanzada recientemente por los hermanaos rusos Pavel y Nikolai
Durov –creadores de VK, una de las redes sociales más populares del país eslavo-
utilizaba precisamente el gancho de la privacidad para tratar de robar clientes
a 'Whatsapp'. 'Telegram' funciona en la nube, está totalmente encriptado y,
además, sus usuarios pueden crear chats secretos y, como en 'Snapchat', optar
por autodestruir sus mensajes en unos pocos segundos. Para probar su seguridad,
los hermanos Durov organizaron un curso en el que ofertaban 200.000 dólares en
'bitcoins' al primer 'hacker' que sea capaz de atravesar el protocolo
encriptado de 'Telegram'.
No son las únicas. El mercado
demuestra que, especialmente entre adolescentes ávidos por compartir, las
aplicaciones que apuestan por la privacidad –no sólo destruyendo imágenes, sino
también dando la posibilidad de enmascararse como usuario- funcionan. En los
últimos meses han surgido, además de las ya mencionadas, 'Secret', 'Whisper',
'Backchat' y 'Ask.fm'.
Para investigadores como Amanda
Lenhart, de Pew Internet Project, el fenómeno responde a una necesidad de
<<compartir material de un forma más natural, como en una charla, donde
no tengas que preocuparte de la permanecía o de que forme parte de de tu vida
'online' conservada>>.
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