miércoles, 12 de marzo de 2014

La solución al misterio de los CDs

La solución al misterio de los CDs: ¿por qué miden lo que miden los discos y su agujero?


HTC

miércoles, 12 de marzo de 2014 10:05 GMT


Con pocas expectativas de futuro, los populares Compact Disc intentan sobrevivir como pueden, luchando cada día contra los minúsculos 'pendrives', discos externos, tarjetas de memoria y contra el asunto ese de “la nube” del que todo el mundo habla. Entre unos y otros, se han propuesto arruinarle la vida al CD, después de más de 30 años de intachable servicio.
Mientras el disquete espera con los brazos abiertos en el cementerio de los dispositivos de almacenamiento la llegada de su redondo compañero, ¿qué mejor que conocer algunos misteriosos detalles del CD antes de que sea solo una pieza de museo?


Beethoven y los 12 centímetros
Comercializados por primera vez en 1982, con la publicación del álbum 'The Visitors', del grupo sueco ABBA, los CD han permanecido fieles a su estilo: redondos y con un agujero en medio. Si bien con su aterrizaje en los ordenadores el diámetro aumentó ligeramente para incrementar la capacidad, el Compact Disc original, creado por Sony y Philips , tenía 120 milímetros de diámetro.

Obviamente, esos 12 centímetros de diámetro no son algo aleatorio. Son los necesarios para que un CD de audio almacene 74 minutos de grabación. Cada segundo grabado requiere de 88.200 bytes, por lo que un minuto completo con una calidad aceptable necesita 5 MB de espacio. Así, los minutos establecidos por el estándar establecido por Sony y Philips tras el acuerdo que alcanzaron ambas compañías en la 'Digital Audio Disc Convention' de Tokio, celebrada en 1978, requerían una capacidad de 350 MB, cantidad que era necesario duplicar para disponer de dos canales para el sonido estereofónico. Así se llegó a los 700 MB, que se traducen, por las características de estos discos, en 12 centímetros de diámetro.

Pero, ¿por qué 74 minutos? La respuesta es Beethoven. Aunque hay tres versiones distintas – lo cual le da un irresistible toque de leyenda urbana -, todo apunta a que es la Novena Sinfonía del genio alemán la que marcó la capacidad de los Compact Disc.

Los primeros prototipos que preparó el equipo dirigido por Keed Immink (Philips) y Toshidata Doi (Sony) tenían un diámetro de 11,5 centímetros y capacidad para 60 minutos de grabación- Sin embargo, una peculiar petición procedente de la cúpula de la empresa nipona marcó las pautas definitivas.

La última sinfonía completa del compositor alemán era la pieza musical favorita del por entonces presidente de Sony, Norio Ohga, quien pidió que en un CD tuviera capacidad suficiente como para albergar 'la Novena'. También se dice que fue la mujer de Akio Morita, cofundador de la compañía japonesa, la que exigió que la pieza del músico alemán cupiera en un CD.

Una tercera teoría involucra a la Novena Sinfonía, cómo no, y al director de orquesta Herbert von Karajan. El austriaco colaboraría a comienzos de los años 80 con la promoción del CD y realizaba sus grabaciones para PolyGram, una empresa perteneciente a Philips. Esta parte de la leyenda dice que se tomó la duración de la grabación de la Novena Sinfonía interpretada por la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Von Karajan.

Sin embargo, esta grabación dura unos pocos minutos menos. En realidad, Ohga señaló que sentía que el formato de 60 minutos no era el ideal, y que un CD de 74 minutos permitiría “abarcar una ópera completa o la Novena Sinfonía de Beethoven completa”.
La moneda holandesa

Si la capacidad y el diámetro del CD fueron propuestos por la parte nipona del equipo creador del disco, el grupo holandés de Philips marcó otro de los detalles más característicos del Compact Disc.

La utilidad del agujero central del CD es obvia. Básicamente, sirve para que el disco gire. Ahora bien, ¿por qué tiene ese tamaño? ¿por qué no más grande o más pequeño? El motivo parece ser bastante más sencillo y superficial que en el caso anterior.

El holandés que eligió el tamaño de este agujero decidió que su diámetro no sería otro que el de una moneda de su país. Se trata de la que por entonces era la moneda holandesa de menor valor, conocida como 'dubbeltje'. Era la décima parte de un florín y, con la llegada del euro, desapareció. Sin embargo, la moneda de diez céntimos es ahora conocida con el mismo nombre en los Países Bajos.

El 'dubbeltje' original se fue, no sin antes dejar una honda marca en los históricos Compact Disc. Y es que en el centro de cada CD hay una pequeña moneda de diez céntimos de florín que ha pasado de puntillas por la historia de la tecnología.


Con información de Albaiges.com, Wikipedia y Snopes.com
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