Tecnologías que cambiaron el
mundo: La central telefónica
La central telefónica es la tecnología que
permitió que el teléfono se convirtiera en un verdadero medio de comunicación
masivo.
Nuestro
pequeño paseo de algunas semanas en las que hemos conocido un buen puñado de
tecnologías que han cambiado el mundo fue abierto por una herramienta que se ha
vuelto fundamental en nuestras vidas, el smartphone. Y claro, antes de que el smartphone se hiciera esa pieza
imprescindible de tecnología que es a día de hoy, tuvo un buen puñado de
precursores que comenzaron con la patente original de Graham Bell.
Los
descubrimientos de Antonio Meucci y
Graham Bell cambiaron para siempre el modo en que nos comunicamos, sí. De un
día a otro ya no hacía falta que el ciudadano común, desconocedor
del uso adecuado del telégrafo, recorriera grandes distancias para comunicar o
recibir una información. Pero no vamos hoy no hablaremos de ese extraordinario
invento, sino de una tecnología que permitió convertirlo en un sistema
verdaderamente útil a las masas, nos referimos a la central telefónica.
Un poco de historia
Solo pasó un año entre el teléfono de Bell
y las primeras centrales telefonicas
Aunque en un mundo en el que nos podemos
comunicar con cualquier persona en cualquier parte del mundo en tiempo real sin
problemas damos por sentado que los teléfonos en un primer momento permitían
hacer algo muy similar, la realidad no tenía que ver nada con eso.
Los
primeros teléfonos no estaban diseñados para conectarse a una gran red. Al
contrario, un teléfono estaba conectado en línea directa con otro único
teléfono, y solo podía haber comunicación entre esos dos. Por suerte no
habría de pasar demasiado tiempo para que las cosas cambiaran.
Al
momento en que el teléfono fue patentado y comenzó a ser parte de un sistema de
explotación comercial, ya tenía un predecesor que había venido haciendo las
cosas bastante bien. Hablamos claro, del telégrafo. Y fue justo el
telégrafo el primero en implementar una tecnología similar a las que
posteriormente serían conocidas como centrales telefónicas, mismas que estaban
principalmente en edificios gubernamentales y medios de prensa para permitir
flexibilizar las comunicaciones.
Solo
pasaría un año desde la invención del teléfono para que en 1877, Tivadar Puskás, tuviera la idea de crear
un dispositivo que permitiera centralizar una red de teléfonos para
comunicarlos entre ellos de manera más flexible. Pronto la idea comenzó a ser
explotada, y una central telefónica se comunicó con otra aún más grande, y ésta
con la siguiente.
Todos
hemos visto en películas y documentales la imagen de las operadoras
sentadas frente a un conmutador que recibe una llamada pidiendo
contacto con otro teléfono asignado a una persona o institución, en lugar de
tener que marcar números. Exactamente así fue como se hizo por algún tiempo, lo
siguiente fue un proceso de automatización que daría paso al actual método de
números telefónicos.
En la
actualidad las centrales telefónicas ya no solamente comunican los viejos
teléfonos cableados que de a poco se han ido haciendo menos comunes, sino que
también sustentan la gran estructura del Internet y las redes celulares.
No hace falta decir que las centrales telefónicas se han diversificado
enormemente, y algunas forman parte integra de los grandes centros de datos que
permiten la existencia de la red de redes.
El sistema de comunicación definitivo
Pero lo
que realmente hace grande a la central telefónica es que es la
tecnología semilla de muchas otras grandes tecnologías que nos abruman
de solo considerar su grandeza. La comunicación global instantánea, las redes
telefónicas, las grandes centrales de datos y el Internet en sí mismo, todo el
fruto de una pequeña tecnología que simplemente quería comunicar en tiempo real
a los habitantes de poblaciones relativamente pequeñas.
Cuando
Puskás decidió llevar un poco de lo que ya se podía encontrar en los telégrafos
a los teléfonos de los laboratorios Bell probablemente no podría imaginar que
un día habría una gran red de redes que comunicaría a toda la humanidad y
serviría como fuente de información instantánea. Y seguro, claro, no imaginó
que yo estaría hablando de él y de cómo cambió el mundo para siempre.
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