lunes, 29 de septiembre de 2014

Tecnologías que cambiaron el mundo: La central telefónica

Tecnologías que cambiaron el mundo: La central telefónica

GIZMOLOGÍA - LUNES, 6 DE OCTUBRE DE 2014 11:50 GMT 
La central telefónica es la tecnología que permitió que el teléfono se convirtiera en un verdadero medio de comunicación masivo.
Nuestro pequeño paseo de algunas semanas en las que hemos conocido un buen puñado de tecnologías que han cambiado el mundo fue abierto por una herramienta que se ha vuelto fundamental en nuestras vidas, el smartphone. Y claro, antes de que el smartphone se hiciera esa pieza imprescindible de tecnología que es a día de hoy, tuvo un buen puñado de precursores que comenzaron con la patente original de Graham Bell.

Los descubrimientos de Antonio Meucci y Graham Bell cambiaron para siempre el modo en que nos comunicamos, sí. De un día a otro ya no hacía falta que el ciudadano común, desconocedor del uso adecuado del telégrafo, recorriera grandes distancias para comunicar o recibir una información. Pero no vamos hoy no hablaremos de ese extraordinario invento, sino de una tecnología que permitió convertirlo en un sistema verdaderamente útil a las masas, nos referimos a la central telefónica.
Un poco de historia
Solo pasó un año entre el teléfono de Bell y las primeras centrales telefonicas
Aunque en un mundo en el que nos podemos comunicar con cualquier persona en cualquier parte del mundo en tiempo real sin problemas damos por sentado que los teléfonos en un primer momento permitían hacer algo muy similar, la realidad no tenía que ver nada con eso.
Los primeros teléfonos no estaban diseñados para conectarse a una gran red. Al contrario, un teléfono estaba conectado en línea directa con otro único teléfono, y solo podía haber comunicación entre esos dos. Por suerte no habría de pasar demasiado tiempo para que las cosas cambiaran.

Al momento en que el teléfono fue patentado y comenzó a ser parte de un sistema de explotación comercial, ya tenía un predecesor que había venido haciendo las cosas bastante bien. Hablamos claro, del telégrafo. Y fue justo el telégrafo el primero en implementar una tecnología similar a las que posteriormente serían conocidas como centrales telefónicas, mismas que estaban principalmente en edificios gubernamentales y medios de prensa para permitir flexibilizar las comunicaciones.

Solo pasaría un año desde la invención del teléfono para que en 1877, Tivadar Puskás, tuviera la idea de crear un dispositivo que permitiera centralizar una red de teléfonos para comunicarlos entre ellos de manera más flexible. Pronto la idea comenzó a ser explotada, y una central telefónica se comunicó con otra aún más grande, y ésta con la siguiente.

Todos hemos visto en películas y documentales la imagen de las operadoras sentadas frente a un conmutador que recibe una llamada pidiendo contacto con otro teléfono asignado a una persona o institución, en lugar de tener que marcar números. Exactamente así fue como se hizo por algún tiempo, lo siguiente fue un proceso de automatización que daría paso al actual método de números telefónicos.

En la actualidad las centrales telefónicas ya no solamente comunican los viejos teléfonos cableados que de a poco se han ido haciendo menos comunes, sino que también sustentan la gran estructura del Internet y las redes celulares. No hace falta decir que las centrales telefónicas se han diversificado enormemente, y algunas forman parte integra de los grandes centros de datos que permiten la existencia de la red de redes.
El sistema de comunicación definitivo

Pero lo que realmente hace grande a la central telefónica es que es la tecnología semilla de muchas otras grandes tecnologías que nos abruman de solo considerar su grandeza. La comunicación global instantánea, las redes telefónicas, las grandes centrales de datos y el Internet en sí mismo, todo el fruto de una pequeña tecnología que simplemente quería comunicar en tiempo real a los habitantes de poblaciones relativamente pequeñas.

Cuando Puskás decidió llevar un poco de lo que ya se podía encontrar en los telégrafos a los teléfonos de los laboratorios Bell probablemente no podría imaginar que un día habría una gran red de redes que comunicaría a toda la humanidad y serviría como fuente de información instantánea. Y seguro, claro, no imaginó que yo estaría hablando de él y de cómo cambió el mundo para siempre.

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