Robots para aprender mejor
Más de 300 escolares vascos de 10 a 16 años compiten con
otros 230.000 de 70 países para ser los mejores en la First Lego League, una competición
que llega a su sexta edición.
Las piezas de Lego son la base de la robótica de los nuevos científicos.
No se sorprendan. Hace años que los escolares de entre 10 y 16 años diseñan,
crean y compiten en este ámbito usando ese juego dentro del torneo
internacional First Lego League (FLL), organizado en Euskadi por Innobasque. En
total, participan en los campeonatos clasificatorios 230.000 chicos – más de
300 vascos – de 70 países, siempre con el objetivo de hacer la vida más fácil mediante
la ciencia y la tecnología.
La FLL va más allá de la competición y la enseñanza. Algunas
ideas presentadas en anteriores ediciones – la de este año será la sexta – se han
convertido en patentes. Es el caso del Ukimen Plano Dinamikoen Sistema (UPDS). En
2010, y para hacer frente a un reto de biomedicina –tema elegido para el torneo
-, un equipo de Axular Lizeoa de San Sebastián presento este sistema
inteligente que ayuda a personas con problemas de visión para guiarse en
espacios desconocidos. El prototipo fue testado por más de 200 personas y su
diseño contrastado por la ONCE, Tekniker y Tecnum Universidad de Navarra,
consiguiendo su patente en 2011.
Es uno de los hitos que avala esta cita que cautiva tanto a
profesores como a escolares, y que acerca a estos últimos a la realidad de lo
que es el trabajo en un centro tecnológico. La labor que hacen es muy similar y
en apenas cuatro meses aprenden mucho sobre el reto propuesto. Este año es el
aprendizaje, la manera en la que almacenamos el conocimiento y desarrollamos
habilidades. Los alumnos tienen que demostrar que estudiar puede ser divertido,
que pueden enseñar lo que saben a otras personas, y que existen nuevos procesos
y herramientas que ayudan a retener la información durante más tiempo. A partir
de ahí, cada grupo deberá elegir un problema al que buscar solución y exponerlo
ante un tribunal que valorara si va acompañado de otro tipo de materiales más didácticos,
originales y visuales, como, por ejemplo, una maqueta.
La parte más llamativa y de más nervios del torneo es, sin
duda, la competición robótica, las misiones. Sobre una plataforma, el autómata Lego
Mindstrom ira recibiendo órdenes: abrir una puerta, sacar una pieza de una de
las cajas, marcar un gol en la portería… Todas ellas simbolizan acciones del
aprendizaje y cada una sumará puntos para el equipo, que no podrá tocar el robot
salvo cuando le ordenen que acuda a la zona habilitada: la base. Todo ello lo
representaran y explicaran en equipo ante un jurado compuesto por profesionales
de la ciencia que trataran de obtener toda la información sobre el proyecto.
Pero la FLL tiene un doble objetivo. Además de sumergir a
los jóvenes en el mundo de la innovación, la robótica y la ciencia, también lo
hacen en los valores de la competición: el trabajo en quipo, el respeto al
contrario, la cooperación y la inclusión. Actitudes que, como novedad, este año
podrán compartir con la sociedad a través de los blogs y las redes sociales, y
que servirán para subir puestos en el reñido `ranking´.
Estas semanas son las de mayor tensión, ya que el 13 de
diciembre presentaran en la sede de Euskaltel, en el Parque Tecnológico de
Bizkaia, sus trabajos los 35 colegios participantes en la final vasca de esta competición.
Una intensa jornada en la que participan más de 100 voluntarios y que es
posible gracias a la Escuela de Innovación
que impulsa Innobasque y en la que colaboran la Fundación Euskaltel, el
Gobierno Vasco, Tecnalia, IK4 Research Alliance y el Colegio de Ingenieros de
Telecomunicaciones del País Vasco, aliados en acercar la innovación a los más jóvenes.
Nadie
pierde
El jurado se enfrenta a la difícil tarea de puntuar el
proyecto científico y técnico, así como el robot y los valores FLL. Solo los
tres primeros clasificados seguirán en la competición a nivel nacional, que tendrá
lugar en marzo en Tenerife. También habrá premios para el enfoque más
innovador, el mejor proyecto, el mejor trabajo en equipo… Porque en la FLL
nadie pierde. Todos llevan en sus mochilas las lecciones aprendidas en la etapa
de formación que este año, de la mano de Euskaltel, les han instruido en la
privacidad de datos en internet y les ha mostrado como hay quienes rentabilizan
esa información. También han visto trabajar a expertos de Colegio de Ingeniería
de Telecomunicaciones y se han familiarizado con un telescopio profesional y un
laboratorio a pleno rendimiento.
La parte más llamativa para los escolares han sido las nuevas
tecnologías que utilizan en la empresa VirtualWare: la realidad aumentada, que
les permite ser protagonistas de los videojuegos; y los que se crean con fines didácticos
y curativos. Grandes conocimientos que, junto con la formación en robótica que
ofrece Innobasque, han sido claves a la hora de imaginarse la enseñanza de
futuro.
Dado el éxito de anteriores ediciones y con el fin de
impulsar la ciencia desde la infancia, la FLL propone una edición junior para
niños de 6 a 9 años en la que, además de construir una maqueta con piezas de
Lego dando soluciones a un problema, deberán explicar el proceso en un poster. Gracias
a este tipo de iniciativas que siguen
creciendo, el futuro científico de Euskadi parece estar asegurado. No hay mejor
manera de animar a los jóvenes a introducirse en el mundo de la ciencia, tecnología
e innovación que con casos prácticos y divertidos como los que se ven en este
tipo de eventos.
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