miércoles, 21 de enero de 2015

Metales super-hidrofóbicos que rebotan las gotas de agua

Metales super-hidrofóbicos que rebotan las gotas de agua

Científicos de la Universidad de Rochester han logrado otorgarle cualidades super-hidrófobas a los metales, repeliendo el agua de forma tal que las gotas salen disparadas nada más tocarlo sin utilizar ningún recubrimiento químico. El truco está en unos patrones microscópicos dibujados en su superficie con ayuda del láser, que generan esta propiedad excepcional.
El equipo de investigadores crearon el patron hidrófobo usando pulsos de láser, un modelo complejo de nanoestructuras para dar a los metales estas nuevas propiedades. La ventaja principal de esta técnica es que, al cincelarse en el propio metal, esta super-hidrofobia no se borra o deteriora con facilidad, como cuando se consigue con tratamientos químicos.
“Una de las grandes ventajas de este proceso nuevo es que las estructuras creadas por el láser sobre los metales son parte intrínseca de la superficie del material. Eso significa que no se borra. Y son estos patrones los que hacen que los metales repelan el agua“, dijo Chunlei Guo, responsable de la investigación.
Esta técnica tiene múltiples aplicaciones útiles, al repeler el agua, podría evitar la congelación de superficies, como las alas de los aviones. Su uso ayudaría a mantener la limpieza de saneamientos en lugares con escasez de agua, por ejemplo, una de las razones por las que esta investigación ha contado con el apoyo de la Fundación Gates, o para conseguir agua de lluvia con más eficiencia en países en desarrollo.
También se podría combinar con otro de los logros con los láseres obtenido por este equipo, el de volver negros los metales utilizando estos patrones. En lugar de reflejar la luz generosamente, como suelen hacer, ganarían la propiedad de absorberla de manera natural. Sumado a la superhidrofobia, podrían fabricarse paneles solares más eficientes, que no se oxiden ni necesiten mucha limpieza.

La técnica todavía tiene que desarrollarse, ya que en la actualidad emplea una hora para dibujar un patrón de unos pocos milímetros de metal, mediante pulsos de láser extremadamente potentes, pero ultracortos, que alcanzan gran potencia durante un mínimo lapso.

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